Carlos Koschitzky es el ingeniero que lleva más de dos décadas modelando el sonido techno español. Hablamos con él desde su estudio, en esta entrevista exclusiva para Vicious.
Conocí a Carlos Koschitzky hace ya más de diez años. Mi primer contacto con él fue por un comentario que le hice en Facebook, él creyó que estaba spameando y me escribió por privado. Al final le debió hacer gracia porque acabamos quedando en su estudio y durante algún tiempo hice locuciones para uno de los programas de radio que producía en aquel momento para Pornographic, el sello de Cristian Varela.
Carlos es un tipo sonriente aunque serio. En el estudio se transforma y enfoca toda su atención en mover los dedos como un mago, haciendo aparecer sonidos que no estaban, elevando el brillo de una voz, matizando ese grave que necesitas escuchar. Los que le conocen y han trabajado con él te dirán que simplemente en lo suyo no hay nadie mejor.
Carlos Koschitzky, hey pijo
Probablemente, si rondas los cuarenta, te suene el himno del hip hop callejero de los ochenta, Hey Pijo (1989). Un hitazo que reventó al final de la década y en el que un Carlos adolescente ya despunta en los platos y en la producción. Aquel fue el primer capítulo de su carrera en la música, que le ha traído hasta el día de hoy.
Carlos, ¿Cómo empezaste en el hip hop y por qué no te mantuviste en este género?
Mi hermano mayor y gente del barrio escuchaban rap y a través de ellos me fui metiendo en el tema. Pero no me sentía identificado con la cultura del hip hop. No acababa de entrar en el asunto reivindicativo y gradualmente me fui alejando y acercando a la electrónica.
¿Cómo descubriste el sonido, cuál fue el momento clave en que empezaste en serio a querer hacer esto?
Gracias al éxito de Hey Pijo pude ir a un estudio profesional y me quedé maravillado. Todos aquellos cables y botones me fliparon. Supe que quería dedicarme a esto y desde entonces no he salido del estudio (risas).
Carlos, Mulero y New World
Carlos Koschitzky fue uno de los afortunados en ver y escuchar a un joven Mulero que ya reventaba pista en los noventa en New World, la mítica sesión madrileña. Las tardes de rap fueron dando paso a otro tipo de ambientes underground en los que se compartía la pasión por la música hecha con platos.
¿Cómo fue el paso para ti del rap a la electrónica?
Además de Hip hop, mis hermanos y la gente con la que me movía escuchaban algo de electrónica, algo de house. Me llamaba la atención muchísimo, me resultaba muy novedoso todo. Me gustaba el hecho de que se disfrutaba de una manera mucho más directa, era música sin letra, sin la capa social del rap.
¿Qué sitios frecuentabas en Madrid en esa etapa, a qué clubes ibas?
Empecé a ir a New World y por esa época pinchaba allí Mulero. Me gustaba (como a todos) la actitud de la música y del tío, era muy cool.
Todo era novedoso en la electrónica de aquel momento. La gente iba a disfrutar bailando, sin más.
De entonces a ahora ha llovido bastante y Mulero ha sido uno de los artistas con los que Carlos ha fraguado una relación más fructuosa. Le preguntamos si sigue trabajando con él y nos dice que si, hay una relación muy buena, aunque no hago todos sus trabajos.
Carlos Koschitzky, 2021
Carlos comenta que hay, por desgracia, una competencia bastante desleal en el sector de la mezcla y el mastering. Para él, el regateo y la bajada de precio, son prácticas que no deberían darse en un ámbito tan especializado y con tanta inversión detrás. Ni por parte de los profesionales ni por parte de los clientes.
Háblanos del sector, ¿Los artistas con los que trabajas lo hacen en exclusiva contigo?
Para nada. Los artistas van cambiando de ingeniero porque buscan distintos matices, evolución en su sonido, otros registros. Y esto es normal y positivo. Llevo más de veinte años trabajando y hay artistas que van y vienen. No significa que no valoren tu trabajo. Incluso, hay sellos que siempre trabajan con el mismo ingeniero porque quieren un sonido característico, y es también normal.
Otra cosa es que haya piratas que quieran hacer mal uso de esta profesión tan bonita y revienten el mercado. Esta política afecta en general a toda la calidad y salud del sector de la electrónica.
Vives y trabajas en Asturias desde hace unos dos años. ¿Qué te impulsó a este cambio tan drástico?
Bueno, fueron cosas del amor (risas). Y estoy encantado la verdad. Madrid estaba imposible para alquilar estudio y ya tenía todo el negocio montado en digital. Con lo cual el cambio me ha venido bien en todos los sentidos.
Además, el venirme aquí me ha ayudado a quitarme muchas distracciones que tenía en el estudio y he crecido muchísimo como profesional. A nivel técnico, en metodología, en precisión. El tener por primera vez un estudio cien por cien mío me ha permitido por fin concentrarme al máximo en mi pasión que es la música y la ingeniería de sonido.
Koschitzky mastering
Desde Asturias, Carlos ha mantenido su actividad docente formato on line, siempre con un estándar super alto de calidad y personalización. Nos dice, que precisamente por eso, porque es todo super one to one, tiene lista de espera de varios meses.
¿Cómo es formarse contigo? ¿Qué crees que aportas al futuro productor?
Yo lo veo como una mentorización. Escucho y analizo la música que me envía el alumno, le ayudo a construir su sonido desde mi experiencia. Es una formación inmersiva, en el tiempo con el alumno estoy cien por cien enfocado en resolver sus problemas o retos específicos.
¿Dirías que le estás trasladando tus conocimientos de tantos años a cada alumno?
Totalmente. Es así y me encanta, lo hago de una manera consciente. Es lo de cada maestrillo tiene su librillo. Mis recetas de tantos años en estudio aplicadas a cada alumno. La verdad es que disfruto mucho con la formación.
Mi trabajo en estudio es casi al 100% con artistas de música electrónica. Aunque he hecho trabajos en otros géneros y más comerciales.
¿Crees que algún día podrás dejar tu método Koschitzky para ayudar e inspirar a los jóvenes productores?
Uff ojalá. No puedo asegurarlo la verdad, pero me encantaría (risas) Lo intento en cada formación doy, desde luego.
Doy fé, la magia del método Koschitzky es real y es capaz de transformar tracks truño en algo que suene realmente bien. Le preguntamos qué música escucha cuando no está en el estudio. ¿Sigues escuchando tecnazo? Nos dice que pasa tanto tiempo escuchando electrónica que en su tiempo libre se relaja con música comercial muy bien hecha, que me relaje el oído, que no tenga frecuencias. Pero prefiere no decirnos cuál. Qué crack.
Puedes contactar con Carlos Koschitzky en su web, Facebook, Instagram