Si el resultado del experimento del Palau San Jordi -con 5.000 personas pre-testadas, sin distancia social, disfrutando del directo de Love of Lesbian- sale bien, ¿podrían los clubs y festivales de música electrónica abrir con las mismas medidas?
Volver a bailar en los clubs, ¿más cerca? Sin duda se trata del primer ensayo para lo que podrán ser los festivales de verano y de otros grandes eventos culturales en este 2021. Y es que si el experimento del Palau San Jordi -con 5.000 personas, pres-test covid-19, con mascarilla, pero sin distancia social, disfrutando del directo de Love of Lesbian– sale bien, los clubs y festivales de música electrónica podrían plantear a las diferentes autoridades sanitarias de nuestro país abrir con las mismas medidas.
Y lo harían con datos clínicos en mano que corroborarían que volver a bailar en los espacios especialmente diseñados para ello, y cumpliendo con las condiciones que se han activado en el concierto referido, no supondrían contagios para los clubbers.
Todo el sector de la música mira con ilusión a este pasado sábado. Y el del clubbing no es ajeno a ello. Este regreso al futuro, en formato de experiencia clínica dirigida a demostrar que los conciertos son posibles pese a la crisis sanitaria, puede suponer un antes y después en la pandemia en lo que afecta a los eventos culturales.
Luz al final de un largo y ruinoso túnel
El concierto de Love of Lesbian, que reunió este pasado sábado a 5.000 personas sin distancia social en el Palau Sant Jordi, es una experiencia artística y clínica que intenta mostrar la seguridad de las grandes reuniones en la era de la covid-19 realizando previamente tests de antígenos a todos los asistentes. Tras más de un año de confinamientos, toques de queda y distancia social, este experimento supone una luz al final de un largo túnel para el desaparecido mundo de los grandes conciertos.
Destacar que las medidas de seguridad -además del referido test previo con el que se detectaron solo 6 positivos a los que no se permitió entrar al concierto- se limitaban a una mascarilla FFP2 obligatoria y la división de los 5.000 espectadores en tres bloques. El evento tenía un presupuesto cercano a los 200.000 euros, de los que entre 80.000 y 90.000 se recuperaron con la venta de las entradas.
Volver a bailar en los clubs, ¿más cerca?
Contengamos la respiración. En apenas unos días sabremos si las 5.000 personas que asistieron al experimento presentan síntomas de covid-19 o todo habrá sido un éxito. En este caso se abriría un horizonte a la esperanza para todo el sector musical. Y, en especial al que más nos preocupa, al de la electrónica. ¿Aún os acordáis de cómo se baila?