Uno de los templos nacionales de la mejor electrónica celebraba su trigésimo aniversario, por todo lo alto, y Vicious Magazine estuvo allí, de principio a fin, para contártelo con pelos, beats, bombos y señales. ¿Preparado? La súper sesión del cumple de la Industrial Copera de Granada está a punto de empezar…
Sábado, 8 de la mañana, nos disponemos a salir en dirección Granada para asistir a INDUSTRIAL COPERA una de las citas más esperadas del año en lo que al mejor circuito clubbling nacional se refiere. Nuestra llegada puntual a la ciudad de las montañas nevadas y su majestuosa fortaleza sobre la colina, la Alhambra, presagiaban un día épico.
Después de pasear por sus calles y entre su gente, no podía faltar el disfrutar de la gastronomía de la tierra y coger energías para lo que sería una maratón de más de doce horas de música de alta calidad y sin interrupciones. Procedemos a la llegada al club, la imponente fachada de Industrial Copera nos daba la bienvenida. El ambientazo que allí se respiraba solo podía hacernos imaginar algo extraordinario.
“La imponente fachada de Industrial Copera nos daba la bienvenida. El ambientazo que allí se respiraba solo podía hacernos imaginar algo extraordinario”.
18:00 horas, apertura de puertas y todo comenzaba en la fantástica terraza verde, su arboleda y plantas camuflaba el espacio como él que viste los alrededores de la localización del recinto. Allí nos recibieron con un cóctel de bienvenida con un vermú tan refrescante como exquisito, del Garaje, elaborado por Curro.
La cabina de la misma, estaba lista para dar comienzo con la sesión de Ángel Molina, el legendario DJ catalán abrió la fiesta de la mejor manera que podíamos imaginar, inundado la terraza con un sonido ambient donde las frecuencias y sonido de la música se fundían con el entorno. A cada paso de reloj, se iba encrudeciendo y las ondas empezaban a entrar en un mundo futurista que nos teletransportó a otra dimensión. Tras los breaks, acompañado de algunas melodías épicas, cedió el testigo a la siguiente artista invitada, Ylia. Arrancó perfecta para continuar con una genial transición que fue enganchando al público, haciendolos parte de su viaje sensorial en el que un electro fino de 24 quilates fue su plato fuerte. Tras su set dío paso a Octave One, que esperaba ante un resplandeciente e impactante setup llenos de máquinas analógicas, aparatos y teclados listos para rugir.
A las 21:30H con el sol ya prácticamente escondido, las luces robotizadas de la terraza daban paso a la tarima a unos Lenny Burden y Lawrence Burden que llegaban mentalizados y con ganas de hacer vibrar a una pista abarrotada. El latir de público fueron llevados a su ritmo nada más sonar el primer golpe de bombo. Los hermanos avanzaron como un auténtico todoterreno, llenando la pista de baile con sus líneas de bajo excitantes y sus hit hat, cuyas reverberaciones brillantes se colaban por nuestros oídos, a la vez que secuencias de ácido y groove iban recorriendo el espacio. El público lo celebró con los brazos arriba, sin parar de gozar en su hora y media de directo. Hicieron sonar sus himnos para el deleite de los allí presentes, llevándose el cariño de todos y cerrando ante una gran ovación.
Ylia volvía a los mandos para llevarnos de nuevo a su terreno. Esta vez más directa con el techno por bandera hasta la media noche para darle el testigo a unos de los principales artistas de la ciudad: Júnior. El granadino nacido en Barcelona lleva en la sangre el ADN del club y, como no podía ser de otra manera, no defraudó y el público así se lo demostró bailando cada pista que mezclaba, moviéndose con mucha soltura por distintos géneros electrónicos. Nuestro corazón estaba dividido, la pista principal de Copera estaba lista y engalanada para recibir al DJ de los DJ, mientras sonaba el set de otro de sus grandes residentes como es Álvaro Sanchez. Calentar el dancefloor y darle el testigo a Laurent Garnier no era tarea sencilla, pero como todo un grande, supo capear y dejar el terreno de juego en estado perfecto para dar paso a unos de los artistas principales de la noche, queridísimo por toda la Industrial.
La pantalla de led relucía con visuales finos. tratados con mucha clase y arte para la gran noche. Las luces cegadoras estaban preparadas para deslumbrar e iluminar las sonrisas de felicidad de los fanáticos en sus momentos mas álgidos. Todo listo y programado para moverse en sincronía, haciendo haces para vestir la sala con sus mejores galas de rojos, azules y blancos. Una cabina improvisada a pie de pista, para ver y sentir de cerca al artista desde el público y vivecersa. Todo ello con el fin de que la experiencia inversiva de la noche fuera aún más espectacular.
“Garnier propone un viaje musical de tres horas por delante, donde el house y el techno son los protagonistas”.
Dos de la mañana, Monsieur Garnier comienza su set y todo el entramado del club empieza a funcionar como si de la artesanía de un reloj suizo se tratase. Su cabeza y pies parecen estar electrizados, mimetizandose al son de sus tracks. Desde la primera mezcla, comienza a llevar al público hacia donde quiere. Garnier propone un viaje musical de tres horas por delante donde el house y el techno son los protagonistas; en el que las atmósferas, las baterías programadas y los fx comienzan a llenar la sala de brillo el Sound System caliente para tumbar a la audiencia con su destreza en las mezclas y en el mixer, provocando que los cuerpos y las cabezas no paren de balancearse. El tiempo pasa veloz y llegamos rápidamente al final de su actuación, ahí es cuando el público demuestra su admiración y cariño al artista francés, por su presencia en una de sus salas preferidas de todo nuestro país.
Ángel Molina se presenta para cerrar la que ha sido una de las noches mas importantes de la vida de Copera porque 30 años dan para mucho. El DJ sabe la entrega de los asistentes y notamos en su cara las ganas de poner el broche final. El mejor que nadie sabe cómo hacerlo … su experiencia, técnica y cultura musical hace el resto. Arranca con su clase y empieza a sonar TECHNO con palabras mayúsculas y el público cae rendido a sus pies hasta llegar el fin de lo que fue una bonita historia musical y sensorial que tardaremos mucho tiempo en olvidar, o quizá nunca.
Una gran familia dedicada por y para la música, donde semana tras semana hacen lo que mejor saben, que las personas sean felices, olviden sus problemas y bailen en su gran casa llamada INDUSTRIAL COPERA para nosotros siempre estará en nuestra mente y corazón <3 GRACIAS por estos 30 años.