La plataforma asegura que preserva grabaciones raras, pero creadores y propietarios de derechos la acusan de monetizar música sin consentimiento
La tienda online Revibed se encuentra en el centro de la polémica tras ser acusada por artistas, productores y responsables de sellos de digitalizar y vender música sin contar con la autorización de los propietarios de los derechos máster. La plataforma, activa desde marzo de 2024, se presenta como un proyecto dedicado a la “preservación de grabaciones raras y vintage”, una narrativa que muchos dentro de la escena electrónica cuestionan abiertamente.
El modelo de Revibed se basa en un sistema de crowdfunding mediante el cual los usuarios financian la digitalización de vinilos, casetes o CDs que la propia plataforma obtiene. Una vez realizado el proceso, los archivos digitales se distribuyen entre los mecenas y posteriormente se ponen a la venta en su tienda online. Según la empresa, el objetivo es evitar que determinadas grabaciones caigan en el olvido.
Sin embargo, numerosos artistas y sellos consideran que esta práctica equivale, en la práctica, a bootlegging digital. Varios productores han afirmado no haber sido contactados nunca por Revibed antes de ver su música listada en la plataforma.
Algunos aseguran que solo tras reclamar se han retirado sus lanzamientos, mientras otros continúan emitiendo solicitudes de retirada.
Desde Revibed, su cofundador Anton Khodos defiende que la empresa intenta operar de forma “lo más transparente y legal posible”, aunque reconoce que el proyecto se mueve en una zona gris legal heredada de la transición del formato físico al digital. La plataforma afirma que menos del cinco por ciento de los artistas contactados se han mostrado disconformes con el proceso y sostiene que existe un esfuerzo activo por localizar a los titulares de derechos.
No obstante, el propio aviso legal de Revibed reconoce una limitación clave: aunque asegura tener un acuerdo con la sociedad belga de derechos de autor SABAM para el reparto de regalías editoriales, no ha obtenido licencias sobre los derechos máster de las grabaciones, que son imprescindibles para reproducir, digitalizar y comercializar música grabada. Estos derechos suelen pertenecer a sellos discográficos o a los propios artistas.
Según especialistas en derecho de autor, la reproducción y venta de grabaciones sin el consentimiento del titular de los derechos máster constituye una infracción directa, independientemente de que las obras sean raras, estén descatalogadas o tengan valor cultural.
La controversia se intensifica en los casos de artistas fallecidos, cuyos catálogos también han aparecido en la plataforma sin que sus herederos o representantes legales hayan sido informados. Para muchos dentro de la escena, esto evidencia un problema ético profundo: la apropiación de valor cultural sin participación ni compensación justa para sus creadores.
Figuras del underground y de la cultura del vinilo han criticado duramente el modelo de Revibed, calificándolo como un ejemplo de todo aquello que falla en la economía musical contemporánea. Aunque la digitalización y preservación del patrimonio son cuestiones relevantes, el debate gira en torno a quién tiene derecho a hacerlo y bajo qué condiciones.
Por el momento, Revibed continúa operando mientras aumentan las reclamaciones y solicitudes de retirada. El caso vuelve a poner sobre la mesa un conflicto recurrente en la música electrónica: la tensión entre archivo, acceso, cultura y negocio en la era digital.


