Pocas son las personas elegidas, y Héctor Oaks está entre ellas. Por méritos propios, por pasión por lo que hace, por tesón, por inquietud. DJ durante más de la mitad de su vida, con más de una década a las espaldas como productor y referente en la exploración y la creación de nuevos sonidos, podemos afirmar que estamos ante uno de los artistas clave del panorama internacional, no sólo del presente sino también del futuro –sabedor de que en el pasado está la raíz de todo–. Hablamos con él sobre su devenir y sus propósitos.
¿Cómo, cuándo, por qué y para qué empiezas a pinchar?
Creo que todo viene de cuando era pequeño, porque mi padre tenía discos y ponía mucha música. Con los años, me fue interesando más y conseguí unos platos. ¿Las razones? Imagino que si no hubiera sido con los discos hubiera encontrado otra cosa, pues siempre fui un rebelde y me gustaba llevar la contraria. Lo de poner música a alto volumen para hacer a la gente perder el control y así encontrarse a sí misma es una responsabilidad más que una actuación o un juego y me lo tomo como tal.
Empiezas a despuntar cuando la burbuja de la electrónica en España está a punto de estallar. ¿Cómo viviste aquella época? ¿En qué ambientes te movías? ¿Qué se respiraba entonces?
Creo que empecé a salir en el momento del principio del fin. La programación era muy buena, había varios clubes y festivales con carteles con los headliners top internacionales… En cualquier caso, especialmente con el techno, el aforo de las salas iba cayendo. Hasta que ya me fui en 2013.
Una anécdota tremenda, el garito en el que descubrí la música techno y al que no faltaba nunca era Danzoo, en la sala Macumba. Todos los años, alguna vez que otra, había un invitado internacional muy grande y, por uno u otro motivo, no podía llegar al gig. El club estaba sold out y los residentes tenían que pinchar all night long. Mi sueño era que ocurriera eso conmigo de residente.
Cuando por fin llegué a ser residente del club, apenas un mes después, cerró para siempre. 6 años más tarde, reabrió y yo era el invitado (con I Hate Models) por el que el club estaba sold out semanas antes, #delocos
¿Cuál es para ti el momento en el que dices: “voy a por todas”?
Sería allá por el 2010/2011. Me habían hablado de este garito que está en el borde entre Friedrichshain y Kreuzberg, me decido a comprar un easyJet e irme con una mano delante y otra detrás a ver qué demonios pasaba allí.
Pasé 16 horas bailando en la pista con el Funktion One a todo volumen entre toda esa gente súper freak. La experiencia me voló mis principios. Decidí que lo iba a dejar todo para intentar tocar allí por lo menos una vez en la vida. Apenas dos años más tarde allí estaba, a los mandos de Berghain.
En 2012 salen tus primeras referencias, con REZ e Illegal Alien Records; después, ya en Berlín –la ciudad de la que te enamoras tras tu primera visita–, vienen Quant, Key Vinyl, Sonntag Morgen, Reclaim your city hasta que en el 2016 creas OAKS, donde vas dándole duro al asunto a base de bien. ¿Cómo ves tu evolución musical a través de las producciones que has lanzado? ¿Hasta qué punto ha influido en ti la ciudad del techno por excelencia en Alemania?
Siempre he intentado hacer lo que me gusta y ser fiel a ello, pero sin dejar de buscar nunca cosas nuevas. Y eso se ve en todos mis trabajos, que son el resultado de una evolución en la que han intervenido mis investigaciones y las influencias que he ido teniendo a lo largo de mis viajes, debidas también al contacto con numerosas personas. El hecho de estar en Berlín ha sido determinante para muchas cuestiones, no sólo a la hora de producir.
¿Cómo se lleva el “exilio”?
Yo me considero ciudadano europeo, me encanta la cultura española, tenemos la mejor comida sin duda, la gente, y es la tierra donde nací. Ahora que tenemos la suerte de vivir en libertad de tránsito y comercio, influenciarnos, nutrirnos y aprovechar las diferencias culturales, no creo que esté en ningún exilio.
Es más, en Berlín, desde el primer día, me sentí en casa, tengo buenos amigos tanto de todo el mundo como alemanes. De hecho, ha sido la ciudad, junto con Tbilisi, que me dio el reconocimiento y el respeto que ahora me he ganado en España.
Más allá de la música en sí, en Berlín te formas sobremanera en otras cuestiones –como, por ejemplo, la historia de la electrónica– y te curtes en las diferentes caras de la escena. Las comparaciones nunca son buenas, pero miras desde allí a España ¿y qué piensas? ¿Qué crees que hay que hacer por acá tú que conoces más que de sobra lo que pasa por aquí?
Tengo que decir que estoy muy orgulloso de los ravers en España, la nueva generación va a tope, están informada y lo da todo en las pistas. Echamos de menos discotecas con sonido estándar europeo y que levanten las restricciones de horario. Creo que, eventualmente, llegará.
Héctor Oaks, Cadency, DJKAOS11… ¿Cuál es la diferencia? ¿Por qué se caracteriza cada uno de ellos?
Cada uno de los alias que uso para tocar han ido apareciendo a medida que iba creciendo. Pienso que todos se retroalimentan y coexisten. Las variaciones son, principalmente, intensidad y Groove, aunque cada vez he ido añadiendo más estilos de la historia de la música rave. En cualquier caso, cuando toco con mi nombre recopilo todos en uno.
Más allá del techno (que ya en sí es amplio), ¿te mueves en algún otro registro –aunque sea para pinchar en casa–?
Aunque se me considera un disc-jockey de techno, yo creo en la figura del DJ como alguien que selecciona y mezcla música, no géneros. En este sentido, quienes me han visto tocar han escuchado desde hip-hop a synthpop, punk, house, body music, hardcore e incluso contemporánea. Si entra de mood, message y me toca, le encontraré el sitio. Tenemos la suerte de vivir en la era de la información con casi 40 años de música hecha para bailar. ¿Por qué me cerraría a un estilo?
Has estado en la créme de la créme, has conseguido muy grandes objetivos, formas parte de una generación que no es que venga pisando fuerte sino que está arriba del todo, comiendo en la mesa de la “élite” musical, ¿cuál es el camino a seguir? ¿Cómo se mueve Héctor Oaks en él?
La verdad es que estoy muy agradecido de estar donde estoy, aunque creo que aún queda mucho. Hay grandes escenarios donde tocar, discos que sacar, muchas cubetas que diggear. Tengo la motivación, el conocimiento, las conexiones van a más y todo apunta al mismo camino. No tengo pensado aflojar o parar.
Inspirar a los demás, hacerles mirar a un lado al que no lo habían hecho, tanto con el formato (los discos), la música, la actitud, etc., hacer a los ravers creer en algo, clavarles un recuerdo en el cerebro que no puedan olvidar… es lo más grande que me puede ocurrir como artista.
Después de esta pausa creo que lo mejor está por llegar.
¿Qué se viene con OAKS y KAOS?
Se viene una selección ruda, directa e intergeneracional. Con referentes clásicos, pero alma disruptiva, canciones y tracks para disc-jockeys y coleccionistas. Diseñada por y para las culturas del éxtasis colectivo y la introspección en la pista de baile.
Fuego para todos.
El Este, y eres de los que lo están viendo y sintiendo desde dentro, ¿a qué crees que se debe? Cora Novoa me dijo en su día que el contexto político-social “ayuda” sobremanera a ello (porque la gente quiere escapar, como en su día quiso escapar la juventud española de la herencia que dejó el franquismo), ¿qué opinas al respecto?
Creo que Tbilisi y Kiev tienen dos de las mejores culturas de club a nivel mundial. Los clubes son top, la gente es muy cool, tienen la información y los medios. Llevan la revolución en la sangre.
El techno siempre ha servido de soundtrack para momentos de cambio y revolución, simboliza la libertad y la igualdad. En China, Latinoamérica, Norteamérica… Cambia el tamaño, pero los movimientos son los mismos, marcados por un ritmo a 145bpm y el bombo a negras.
¿Cuáles son tus planes a corto-medio-largo plazo?
Me pillas en un avión entre Ciudad de México y Boston, escribiendo esto en mi primera gira en 8 meses. Lo que quiero es tocar y volver al nivel en el que yo me siento cómodo. Y para un futuro más inmediato, que todo vuelva a la normalidad en la industria y nos dejen trabajar en un periodo medio y a largo plazo.
¿Alguna cuestión que no te haya preguntado y sobre la que te gustaría hablar?
Debido a su repercusión mundial, estamos ante un evento único en la historia y cuyo impacto se extenderá por años, se escribirán libros y se harán documentales. Se recordará de una manera superior a la del Summer of love, la caída del muro de Berlín, etc…
Solo quería decirle a toda la gente que ha estado estos dos años recluida que saque sus mejores outfits, sus mejores pasos de baile y vaya calentando.
Bienvenidos a la era post-COVID.
Muchas gracias, Héctor.
Nos vemos pronto en una pista de baile, hasta entonces, punk and loff.
Fotografía de la portada: Óscar Chávez Báez, en Ciudad de México
Diseño: Rafuchø
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