Techno, raves y baile. Tres conceptos fundamentales en la vida de Sandra Delaporte. Charlamos con ella sobre su nuevo proyecto y sobre el impacto que este estilo musical produce en su vida
¡Hola, Sandra! ¡Un placer contar contigo en Vicious Magazine! Sabemos que actualmente tienes muchos proyectos entre manos, pero lo primero que nos gustaría preguntarte es qué valoración haces de lo que llevamos de año hasta la fecha.
¿Qué valoración hago del año hasta ahora? Pues que está siendo un año muy largo, llevamos casi seis meses, la mitad del año, y para mí ya ha pasado un año entero. Empezamos con ‘Déjate Caer’, que fueron fechas muy intensas porque encima nos pusimos enfermos con la gripe B y fue todo muy… ¡imagínate! Acabas de sacar un disco y con 40 de fiebre en la cama. Pero bueno, luego fue la gira de invierno, que fue espectacular, luego me fui a Nepal y fue a nivel interior, espiritual y creativo muy tocho, sale ahora un EP de Alexxandra que también vino de ahí, estoy también acabando un libro… pues muchas cosas, muchos proyectos, y con Delaporte ahora empezamos la gira de verano. ¡Muchas cosas!
En ebullición constantemente, no paro de componer, yo ya no sé cuántos proyectos voy a tener, pero muchos (risas), no sólo Delaporte, porque no paran de salir cositas a nivel creativo, a nivel giras y a nivel de crecimiento de lo que soy como ser humano, que eso es lo más importante, pues creciendo un montón. Con mucha comprensión, cada vez más, de las profundidades, que es lo que más cuesta, ¿no? Amar todas las partes de lo que eres.
Muy contenta, muy intenso y como que ahora mismo duermo en movimiento, no se para. Cuando descanso, siento que descanso también en movimiento, y es curioso. ¡La verdad es que están cambiando muchas cosas y estoy contenta!
Cantante, compositora, DJ, productora… Eres una artista en continuo crecimiento y que no para de cosechar éxitos. ¿En qué momento de tu carrera te encuentras actualmente? ¿Es, quizás, tu etapa de mayor madurez profesional?
¡Mira, justo esta pregunta habla un poco de esto! Pues sí, yo diría que estoy en un momento de mayor madurez profesional, porque estoy en el momento donde, como la niña que juega libre, es donde más libre es, ¿sabes? Y a nivel creativo es donde más se está explotando. Sin miedo, como sin tanta vergüenza y miedo a la exposición. Antes, por ejemplo, y me sigue pasando, me daba vergüenza pinchar y hacer sets completos con la responsabilidad de que bailen, y qué pensarán y no se qué…
Ahora estoy en el punto en el que te da igual y te das permiso a hacer lo que de verdad te apetece hacer. Eso es madurez profesional a nivel creativo para cualquier ser humano, y ojalá todos tuviéramos esta actitud y la alcanzáramos lo antes posible, porque creo que la humanidad se beneficiaría mucho más de los regalos que tiene todo el mundo. Así que sí, diría que estoy living a nivel creativo, pues hice la banda sonora, ahora lo del libro, produciendo a muerte, ahora sale el EP de Alexxandra que acabé hace un par de semanas, haciendo featuring, con Delaporte a tope, preparando los directos…
Estoy muy contenta porque siento que dentro de mí hay un campo lleno de flores que no paran de salir, y salir y salir. Estoy disfrutando de permitir expresarme, y por eso sale tanto, yo creo. Pienso que nos bloqueamos, y hacemos lo contrario de la madurez profesional creativa, cuando nos estamos diciendo lo que tenemos que hacer y cómo tenemos que ser, y cuando nos comparamos, no nos queremos lo suficiente, entre el síndrome del impostor… estoy haciendo lo imposible para superar y trascender todas estas fuerzas invisibles, y creo que de ahí sale esta madurez y toda esta efervescencia.
Eres una de las artistas más carismáticas de la escena nacional, y has brillado intensamente con tu proyecto Delaporte. ¿Cuándo decides dar ese giro desde lo que podríamos denominar pop hasta la electrónica, y cuáles han sido tus motivaciones fundamentales para crear tu nuevo proyecto justo en este momento de tu carrera?
Realmente con Delaporte siempre ha habido electrónica, ha habido pop porque son canciones de cantar, pero siempre la producción ha sido electrónica, y para mí siempre ha sido fundamental que las canciones que luego íbamos a defender en directo tuvieran el componente del baile. Para mí, en un directo, es muy importante desfogar, descargar y soltar todo lo que hay, como para sentir esa experiencia a tope y conectar de una manera especial, y por ahora estoy conectada con eso; luego es verdad que voy a conciertos que son guitarra, voz, y me pongo a llorar, y que también descargo porque son espectaculares. Por ahora, sigo en esa fase y me encanta, y con Delaporte ha seguido siendo así muchos años, y la última etapa pues mucho más.
El tema es que yo llevaba produciendo tracks de techno desde hacía unos años, y era una cosa como anecdótica, lo compartía con Sergio, porque en Delaporte somos Sergio y yo, y a Sergio no le gusta, le gusta más el house, BPMs más lentos, menos violentos, y otro estilo. Vale que a mí también me encanta, pero todo eso que tenía dentro sentía que me lo estaba como censurando, como si no fuera apropiado, porque a Sergio no le gusta, o porque en mi sello de Delaporte lo veían como música que es ‘too much’.
Entonces, pues entré un poco en conflicto interno, porque por un lado no paraba de ir a raves y de producir techno como una loca, por gusto y por diversión, y por… “mira voy a meter este beat, se van a enterar… guapísimo…” Empezaba con esta vaina, pero por otro lado decía… “pero es que esto para Delaporte no sirve”.
Pensé: ¿Qué salida le doy a toda esta parte que está sucediendo? Leí que hay que permitir al cuerpo expresarse todo lo que tenga que expresarse, aunque a veces no entiendas ni qué es, ni por qué, ni pienses que es sensato, que es una locura o a dónde voy con esto. Pero como que me dí ese permiso, al final. Obviamente, te estoy reduciendo aquí muchos años de terapia (risas) y de autodescubrimiento. Pero al final, como que me permití también esa faceta y decidí sacarlo, decidí sacarlo y ya está, y dejar de autocensurarme y decirme que era demasiado violento, o demasiado fuerte, o demasiado techno.
Cuanto más me permitía, más me permitía también enamorarme del género techno, más veía lo importante que es para mí y el sentido que tiene en mi vida. Cada vez es todo más fuerte, la verdad, entonces simplemente dejé que esa puerta se abriera y ver a dónde me llevaba mi cuerpo, porque no lo decidí yo conscientemente.
¡Pues ahora voy a hacer techno! Fue una cosa que supongo que era algo necesario y que sucedió, igual que alguien se pone a pintar y le sale un cuadro y no sabe por qué ha salido eso, hay que permitir ese juego y esa curiosidad, y que suceda lo que tenga que suceder, sin controlarlo y sin pensar en qué dirán las redes sociales. Creo que somos seres humanos y hemos venido aquí a expresarnos, y cuando das permiso a que se expresen todas las partes es cuando sucede la magia y el amor, y de pronto me está llevando a un camino que jamás había soñado: el de pinchar. What?
Ahora tengo, bueno tuve que aprender a pinchar, por supuesto, van a hacer dos añitos ya, ¡qué fuerte! Pero bueno… con mucho síndrome del impostor, en el techno, que además, o eres técnico o no gustas a nadie, fue toda una transición. Yo estoy muy contenta, aún con miedo de haber caminado lo que mi corazón necesitaba transitar, ¿sabes?
¿Cuál es la historia detrás de esta evolución musical? ¿Qué características fundamentales podrías recalcar de tu nuevo sonido y en qué se diferencian artísticamente Alexxandra y Sandra Delaporte?
Esta pregunta igual te la he contestado ya un poco antes. A nivel estilístico, pues Delaporte tiene influencia techno porque al final la producción que estoy metiendo es la que a mí me pide. ¿Que por qué me lo pide? No lo sé. Pero me lo pide, así que ‘pa’lante’. ¿Igual deberíamos ser más pop para ser más comerciales? Igual, pero es que si lo pide, lo pide, entonces hay que seguir por ahí (risas). Porque si no, sería faltarte al respeto. Pero es verdad que con Alexxandra, aunque Delaporte tiene componentes techno y tics más contundentes, es a lo puto loco, vale todo, y ahí no me he puesto ni un solo límite, entonces estoy explorando muchas cosas.
Tengo un problema, una virtud, no lo sé… que es: me gusta mucho el groove y el rollo old school, me gusta mucho el hard techno pero old school, el nuevo no mucho, prácticamente nada, porque hay muchos ‘pitipitiditos’ y parones, y eso no me gusta (risas). Pero me gusta que suene contundente, me gusta que suene violento. El schranz me encanta, pero todo el rato también me cansa, es como que necesito que haya industrial, que haya groove, que haya componentes de todo lo que me late a mí, no solamente schranz, o solamente industrial o groove, o que haya más muleriano como le digo yo, más de trance y así.
Me gustan todos los elementos de todos esos géneros, tienen para mí cosas muy interesantes que intento juntar en el sonido de Alexxandra. Lo haré mejor o peor, pero me lo paso increíble, y es un poco lo que me pide, y también es lo que intento meter en mis sets. Momentos más luminosos que de pronto hay vocales, como en el tema que hice con Héctor Oaks, y de pronto temas más de meterte en el trance de cerrar los ojos y volar, y más viscerales, como yo digo, porque a veces siento que hay momentos en que te metes en tus propias células (risas), y otras veces pues soltar ira, violencia y bailar a muerte hasta que te duela todo.
Entonces, un poco de todo esto sería el sonido que me define, lo que me pide: es más soltar, descargar y dejar ser todo lo que tenga que ser.
Irrumpiste en el circuito electrónico con una serie de remixes de Delaporte y con el que fue tu primer EP, ‘Canciones de amor’, para posteriormente, como nos has contado, iniciar la creación de nuevos sonidos en colaboración con uno de los artistas que más ha crecido exponencialmente dentro de la escena nacional, Héctor Oaks, en ‘Welcome to ninguna parte’. ¿Cómo recuerdas aquellas primeras producciones?
Pues puede ser que fuera un rollo menos distorsionado, más fino, un poco más hard, pero techno obviamente, pasando por lo de Héctor Oaks, y este último año, como decía, estoy un poco en la exploración. Este nuevo EP, que sale el 6 de junio, va a tirar por sonidos que rozan el schranz, el rollo más hipnótico, industrial, el groove, básicamente.
Tiene menos vocales cantadas, por así decirlo, son más como testimonios o un discurso, o como un mantra. Más hablado que cantado, porque quería que fuera menos emocional, y a lo mejor más contundente, más bailongo. Dicho esto, hace un par de días acabé un tema que de pronto suena a Revival (risas). Revival schranz, pero que tiene unos pianitos… como la luz, que los quiero utilizar este verano para cerrar los sets. Entonces voy explorando, pero diría que estoy más en esto: industrial, schranz, groove. No me definiría por ningún sonido, pero suena fuerte, suena contundente, suena gordo y con distorsión.
Háblanos de tu EP ‘Here I Have Techno’, una oda al techno como modo de expresión e introspección. ¿Ha sido tu manera de plasmar el refugio que el techno significa para ti?¿Cómo has llevado a cabo su proceso creativo?
Pues el single de ‘Here I Have Techno’, junto con ‘How Do You Say’, forman parte del EP que voy a sacar el 6 de junio, que se llama ‘Dios Está Bailando’ (risas), porque cuando estoy bailando, ya no solamente techno, sino bailando, suceden muchas cosas en el cuerpo que descargo, llámalo ansiedad, llámalo ira, muchas cosas que reprimimos, porque en esta sociedad súper represiva no se nos permite expresar con el cuerpo lo que realmente sentimos, y así nos va, que luego a la mínima de cambio pues explotamos y tenemos muchos problemas.
Entonces para mí el techno, de manera muy inconsciente, y sin saberlo, sin saber lo que realmente supone para mí (aunque ahora lo sé, porque con terapias de danza me he dado cuenta de que es importantísimo y que se liberan cosas muy necesarias, precisamente para estar bien de salud), pero precisamente cuando he pasado malas épocas, una época turbia, una época bastante depresiva, pues lo único que me daba alegría y me sacaba adelante era irme a clubes.
Esto fue sobre todo cuando empezó el boom mío de no parar de producir techno. Entonces, para mí, el techno es un refugio, sí, porque me puedo permitir expresar como me da la gana, bailando como me da la gana sin que nadie me mire, y metida en mi propio trip. No me drogo ni bebo alcohol, pero parezco la más drogada (¿loca?) del festival, porque lo suelto todo, y este rollo de postureo de bailar como en Tik Tok pues mira no, lo siento mucho. Yo bailo ahora mismo como necesito expresar, porque tengo el cuerpo taladrado de ansiedad.
Entonces me pongo a bailar, y como nadie juzga cómo bailas y tampoco te entran tíos a liarse contigo, ni a ser pesados, porque generalmente en el techno se respeta esto bastante, descubrí que en esos entornos me sentía segura para expresar todo esto… para gritar, para pegar puñetazos al aire, y para soltar todo eso, encima durante horas.
Entonces, ¿qué pasaba?, que en la semana siguiente y en los días posteriores a esta descarga me sentía como Dios. Decía, ¡buah!, pero, si se me han quitado todos los males, ¡si yo estoy bien ya!. Es verdad que tenía que trasnochar y que dormía poco, y al día siguiente estaba rota. Estaba rota, pero mi corazón estaba feliz, y este EP va de esto precisamente.
Habla de que cuando me encuentro muy mal, me voy a una CODE, y esto sé que me va a permitir más que evadirme, poder permitirle a mi cuerpo expresar todo esto, porque creo que lo contrario a la depresión es la expresión. Y creo que en el techno yo he encontrado un lugar seguro donde expresarme, porque es oscuro, nadie te ve, porque nadie te juzga, nadie te reconoce y cada uno va a su propio pedo. Entonces sí, ‘Here I Have Techno’ explica muy bien esto, y a lo largo del EP también. Se llamará ‘Dios Está Bailando’ porque cuando yo me siento así, como Dios (risas), es porque estoy bailando, porque estoy descargando y porque mi cuerpo está siendo sin el qué pensarán o sin vergüenza.
¿Van a seguir coexistiendo tus dos proyectos por el momento? O dicho de otro modo: ¿Alexxandra y Delaporte se retroalimentan mutuamente, o por el contrario, tienes pensado hacer una pausa en tus conciertos para dedicarte más a la escena club?
Pues mira, mi idea siempre es darle a los dos todo mi power, porque Delaporte es para mí un lugar muy importante de crecimiento, de expresión y de amor, ya que Sergio es mi mejor amigo. Y me encantan los proyectos que son con gente donde puedes compartir. Al hacer las cosas sola me doy cuenta que es diferente, y que compartir hace todo siempre más agradecido, yo diría. Pero bueno, mi idea es hacerlo los dos juntos.
Es cierto que en 2026 vamos a hacer un parón de un año con Delaporte, porque llevamos casi 10 años, por coger un poco de aire; sí, sobre todo por coger aire. Sergio se va a vivir a Lanzarote, yo me mudo definitivamente a Cantabria. Entonces, la idea es hacer un parón interesante con Delaporte, volver en 2027 si todo va bien y precisamente darle un punch al techno, a la escena club que siempre ha sido una inquietud que he tenido y nunca me he permitido tener.
Era como: no no, yo produzco, compongo y canto, esto de DJ y meterme en el mundo de la noche y ser yo la que esté pinchando en la CODE y no la que viene de usuaria a gozárselo, eso yo no me lo puedo permitir. Pues ahora quiero permitírmelo y gozarme esa parte también, así que sí, ¡le voy a dar cañita!
En relación a otros artistas de la escena techno, ¿cuáles han sido tus mayores influencias musicales desde que estás inmersa en este estilo?
Mis influencias musicales han venido de los sets que yo he visto que más me han volado la cabeza, y los que más me he dicho: pero qué es esto, es que no sé ni lo que están haciendo ni cómo hacen que esto suene así. Me acuerdo que después de un bolo con Delaporte fuimos a la Spook y estaba Luke Slater, que le conocía de otros proyectos, pero aluciné. Creo que fueron cuatro horas de set, fue tocar el cielo, realmente espectacular.
De hecho, va ahora al Lanna y quiero ir, a mí es que este hombre me encanta. Luego pues Mulero, es que estoy hablando todo old school, ahora voy con lo nuevo ¿vale? (risas). Me acuerdo en una CODE del año pasado que se lució el tío, fue espectacular, y luego en este último Aquasella, el set que fue ver a Jesucristo, de Pepo con Varela, ¡qué te voy a contar! ¡Si encima se hizo viral un vídeo que le envié a Sergio! Sergio: estoy en el cielo, y se lo mandé con amor ¿eh? Todo el mundo diciendo, buah la mandíbula se le fue, ¿no? Estaba extasiada del musicote que estaban pinchando, es que fue espectacular. El Aquasella en general es Dios. Ahí sí que Dios está bailando, ¡la hostia, madre mía!
Te diría estos, pero es que claro, son muy old school, de cosas así nuevas me gusta mucho Rødhad, Fati Mohem (esto es más groovero). Obviamente, el papi del techno Klangkluenstler, que siempre forever and ever, el otro día en el Stereo Club estuve bailando detrás suyo a puto muerte como una apisonadora y feliz de la vida.
También me inspiran los sets de Daria Kolosova, Lady Machine también me gusta bastante, Ki/Ki tiene sets que me molan, es verdad que es otro rollo, pero tiene cosas interesantes, pincha temas interesantes, Aneta, que es más techno, a veces he pillado temas de algún set suyo o he descubierto artistas a través de sus sets. En verdad, me inspira todo aquel que se atreva a hacer cosas que sean un poco distintas, porque al final todo me suena un poco parecido y todos pinchan los mismos temas. Si se pone de moda, por ejemplo, Gonçalo M, creo que es portugués, de repente todo el mundo está pinchando Culture Droid y temas suyos.
Estoy todo el rato bochando, la verdad. Pues cosas frescas, nuevas, bakalao nuevo, cosas frescas porque me inspiran. De los últimos que he estado viendo, como Héctor, es que le amo, y me descubre también mucha música. No sé, si me tengo que poner a pensar los clubes, las raves en las que he estado o sets que he visto en YouTube, madre mía, no acabo. Estoy todo el día, de verdad, con una pasión por descubrir música y por ver sets que me hacen bailar y me laten, o que me ponen en el gimnasio y estoy con la cara diciendo ¡Dios, qué guapo esto! ¡Ah mira!, muy fan de Cris The Liberator, que les vi en Monegros en la zona industrial, y éramos súper pocas personas. Estaban pinchando con Dave The Drummer hard-techno old school brutal a vinilo, son unos papis mayores.. ¡Olé!
¿A qué suele dedicar su tiempo Sandra Delaporte cuando no está sumergida en el mundo de la música?
Cuando no estoy en el mundo de la música, ¿qué hago? Pues… difícil… y fácil… O bien estoy leyendo, o en terapia (risas), me hago algún retiro por ahí haciendo yoga o meditando, o me voy a Nepal, que me he ido a Nepal un mes. También leyendo cosas para entender el trauma y movidas varias. O en el monte entrenando, me gusta mucho el deporte y entrenar.
Me gusta mucho también estar sola, así que me piro al bosque y estoy a gusto, o escribo… me flipa la poesía y escribir, y me gusta mucho leer también, así que le estoy dedicando tiempo a la escritura; también me estoy permitiendo esta faceta que de pronto es muy chill. Es música, pero también estoy componiendo música más casi a capella, sólo con la voz, un poco más la faceta cantante como hobby, pero bueno que algún día verá la luz con otro proyecto que no sé cómo se llamará, pero bueno.
E intento darme mimos, la verdad, intento cuidarme, intento apreciar el lujo del tiempo, darme días de no hacer nada, que cuestan. Pero enfrentarme a no hacer nada y a la soledad más a menudo de lo que quiero afrontar, porque en verdad cuesta. Enseguida estás como que si las redes, que si quedo porque me ha llamado tal amigo… Y luego me gusta mucho pasar tiempo con gente bonita, la verdad. No sé, quedar a tomar algo, cosas normales, la verdad. Cuidarme y disfrutar de la gente que amo. Y luego, estar creando todo el rato (risas). Esa sería mi vida.
Por último, Sandra, nos gustaría darte las gracias por tu tiempo y desearte todo lo mejor en ambos proyectos. Después de todos los éxitos cosechados y de haber cumplido uno de tus mayores deseos, ¿qué otros sueños te quedan por cumplir?
A mí me encantaría montar raves, montarlas yo. Rollo, pues pinchar yo, obviamente, pero pinchar, hacer un colectivo y pinchar con colegas en sitios que se pueda hacer ruido, pero en entornos naturales. Me molaría irme a Africa Burns, uno que hay en Sudáfrica y montar un escenario guapo y liarla con la gente, eso es algo que me gustaría.
O de pronto cogerme una CDJ pequeña, una controladora o algo así y ponerme en mitad de la calle y montar ahí un set y liarla. Digo que son sueños, porque son cosas que requieren mucha preparación previa para este tipo de cosas, porque hay que pedir muchos permisos, porque no puedes generar aglomeraciones en una calle y montar bulla…
Entonces, son objetivos para cuando tenga más dinero, más buena mano con la policía (risas) o con yo qué sé, o con este mundillo más burocrático que da como mucha pereza. Montar raves cuando me dé la gana, donde me dé la gana, poner un post: nos vemos tal día a tal hora, y que venga la gente y que haga lo que quiera. Eso me gustaría. Sitios un poco escondidos, secretos, en Ibiza o aquí en Cantabria, que hay muchos sitios hermosos. Igual se me va la olla, pero es un sueño que tengo, montar fiestas con colegas y que la gente pueda disfrutar de eso.