El pasado sábado, Zúrich volvió a convertirse en la capital mundial del techno con la celebración de la 32ª edición de la Street Parade, el mayor festival de música electrónica al aire libre del planeta. A pesar del intenso calor, con temperaturas que alcanzaron los 33 grados, alrededor de 800.000 personas llenaron las calles y las orillas del lago para bailar, celebrar y compartir el espíritu de esta cita única.
Desde primeras horas de la tarde, miles de asistentes se congregaron frente al lago de Zúrich, repartidos entre las zonas de baño, los escenarios y los puntos de encuentro estratégicos. Algunos seguían a los camiones musicales, otros se relajaban en barcos, flotadores o simplemente se dejaban llevar por el ambiente desde la orilla.
A las 14:00, la organización dio inicio oficialmente a la jornada con un discurso dedicado a los valores centrales de la Street Parade: amor, paz, libertad y tolerancia. Un emotivo countdown colectivo marcó la apertura de la edición 2025, bajo el lema “Live Love, Love Life”, que resonó con fuerza entre el público.
Durante más de once horas, los asistentes disfrutaron de la música en movimiento gracias a 29 Love Mobiles, los ya icónicos camiones decorados con sonidos y visuales de vanguardia, y de los ocho escenarios fijos repartidos por la ciudad, donde se presentaron más de 200 DJs y artistas de distintos estilos dentro de la electrónica.
Aunque la cifra de asistentes fue inferior a la del año pasado —con una diferencia de aproximadamente 120.000 personas—, el evento mantuvo su fuerza y su esencia. El calor extremo pudo haber disuadido a algunos, pero quienes asistieron vivieron una experiencia vibrante, segura y multitudinaria.
La Street Parade 2025 volvió a demostrar que la música electrónica forma parte esencial del tejido cultural de Zúrich. Con su reciente reconocimiento como parte del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO, la escena techno suiza se consolida no solo como motor artístico, sino como símbolo de una comunidad global que apuesta por la unión, la diversidad y la libertad de expresión