Tras descubrir tres singles, ya podemos disfrutar al completo de ‘Festering’ (Log Lady Records, 2022), su mejor trabajo hasta el momento en largo formato, que presenta a un Pshycotic Beats en absoluto estado de gracia sonoro, capaz de crear canciones maravillosas que crecen exponencialmente en cada nueva escucha.
La depresión tuvo a Andrés Costureras tres años en cama. Durante los primeros meses de 2018 nacieron las primeras canciones del disco: ‘Breaking Down The Walls’, ‘Hammering Noises’, ‘Time is a healer’ y “When you smile’. Lo recuerda así: “Estaba en un pozo tan hondo que intentaba hacer canciones felices, luminosas y alegres, pero me salieron temas introspectivos, complejos y nada inmediatos. Creo que eso es una de las cosas más importantes de este álbum”.
Un album muy introspetivo y autobiográfico, que requiere la máxima atención del oyente para su total disfrute
Y es que si ‘Dormihcum’ y ‘The Black Sea’ son inmediatos, duros y tristes, pero fáciles de escuchar y con poca información a nivel musical, más directos y minimalistas”, este ‘Festering’ es lo contrario, es un disco que crece con las escuchas, que, a las dos primeras, se revela como un muy buen álbum pero que, a la tercera, muta en la cabeza del oyente y se queda dentro. “Eso es un hándicap en los tiempos que corren de consumo rápido de música basura, de canciones tiktokeables de un minuto”.
Y es que este ‘Festering’ requiere toda la atención del oyente al ser un álbum muy introspectivo, con las melodías y los arreglos trabajadísimos. Un trabajo con muchísimas texturas, voces y armonías vocales, algo que ha desaparecido casi por completo de la música actual. Por ello es necesario dedicarle el tiempo que precisa y merece, con el fin de disfrutarlo a fondo.
Se trata de un disco autobiográfico, que comienza con la música de su infancia en los primeros ochenta y lentamente se va acercando a sonidos más actuales. Ruidismo crujiente de placas tectónicas que se mueven y colisionan entre sí, y que es una analogía perfecta para lo que Andrés Costureras ha vivido estos últimos años.
Entre Propaganda, Nine Inch Nails y la Bjork de ‘Homogenic’…
Sobre el sonido de ‘Festering’, cuenta que ha intentado que suene a un híbrido entre el grupo alemán Propaganda de los 80 (‘P-Machinery’ o ‘Jewel’ eran discos que ponía en bucle desde que tenía cuatro añitos), Nine Inch Nails y la Bjork de ‘Homogenic’. “Todas esos microritmos distorsionados de canciones como ‘Yoga’, ‘Hunter’ o ‘Hidden Place’ me fascinaban. Y Trent Reznor puede que sea el músico al que más admiro en estos momentos de mi vida”.
Volver a ser el niño de la foto de portada
‘Festering’ significa enconado, es una herida que está supurando pus todo el rato y la que nadie le hace caso y se va infectando, poco a poco se va agravando. Su profundo carácter autobiográfico convierte a este título en su diagnóstico emocional. El planteamiento de este disco y de su terapia es el mismo y con idéntico objetivo: volver a ser el niño de la foto de la portada que, ha sido diseñada por el propio Andrés Costureras al igual que los videos del disco. Como el mismo nos cuenta: “Mi hermana Ana, sacó la foto original de dentro del vinilo en mi 2º cumpleaños en 1982. Acabo de enterarme, pregunté a mis padres quién hizo la foto y no se acordaban. Me pareció muy personal encargárselo a alguien, y al final me decidí a intentar hacerlo yo mismo. Y ha sido de lo más curativo”.
‘Festering’, tema a tema
1-‘Breaking Down The Walls’:
Funciona, a la vez, como intro y mensaje de bienvenida. Es un tema denso, lleno de texturas, muy influenciado por Trent Reznor y Atticus Ross. Con un sonido muy trabajado, pero con un regusto retro, lo-fi. Un vocoder le hace los coros en los estribillos y destaca un solo final de sintetizadores, al que Pshycotic Beats llama “la aspiradora”. En su música hay poco espacio para los momentos instrumentales, cosa que intenta trabajar y cambiar, utilizándolos para que la música respire. La canción habla de luchar, de resurgir como el ave Fénix, de ir arramblando con todo, derribando muros y paredes.
2- ‘Hammering Noises’:
‘Hammering Noises’ es un corte de electro-disco -estilizado, trepidante, alegre y bailable- que comienza con una explosiva línea de sinte, que pende de una bola de espejos, que marcará el devenir del tema de principio a fin y sobre el que emerge alta, poderosa y destellante la voz de Pshycotic Beats, aquí mejorada de forma exponencial tras mucho trabajo detrás.
Alegría noventera en oleada, ecos del mejor synth-pop británico, a Moroder, al David Bowie más disco-glam, a los seminales New Order. Neovintage, unos cuantos gramos de kistch, desmesura y fiesta, todo reunido en un trallazo de revivalismo discotequero tras el que se atisban más lágrimas que purpurina. Ese martilleo resuena en el sótano, sí; pero sobre todo ha golpeado fuerte en las paredes de su alma. La Tierra tembló y nadie, más que él, pareció darse cuenta. Pero se equivoca, muchos bailaremos este ‘Hammering Noises’ al ritmo de su corazón. Su alegre ritmo se extenderá a toda velocidad, superando a la maldad viral. Y hasta las reinas destronadas dejarán de actuar como tales, para vivir su momento al son de Pshycotic Beats
3- ‘Time is a healer’:
Una canción sobre el alcoholismo, el abuso de sustancias y los peligros del mundo de la noche. Su autor lleva dos años sobrio y dejar de beber, y abandonar ese mundo y esa espiral de autodestrucción, ha sido lo más duro de este largo proceso. Es una especie de homenaje al Bowie de ‘Low’, pero pasado por su filtro y con cierto regusto a la ELO en los arreglos orquestales.
4- ‘It’s about time’:
Es puro escapismo. Hedonismo en expansión, de dentro a fuera, que invita a la revolución interpersonal. Como si Trent Reznor hubiese producido a los Pet Shop Boys. Es una canción pop preciosa, de las de bailar triste en la discoteca, sólo en una esquina y muy borracho. Andrés Costureras respira hondo, sale de la jaula, emerge y eleva su voz sobre un electro-disco lopeado, tan vibrante como moroderiano, como un crooner en la pista de baile. Y nos invita a sentir, a querer y, lo más importante, a ser. Es la hora, no hay más tiempo que perder. El estribillo es a veces infeccioso y animoso -rayano en lo optimista y hasta coreable y, otras, profundamente doloroso.
Es una montaña rusa de sensaciones que, de sopetón, se detiene en lo más alto, siempre boca abajo. Este pasaje, de oscura luz bailable, fue compuesto por Pshycotic Beats durante la pandemia, ante la desesperación de no poder acercarse a sus familiares y seres queridos. Esos mismos a los que ya puede abrazar fuerte y para siempre.
5- ‘Ashes’:
Es la canción más rara a nivel producción. Es de las que fue compuesta en dos minutos del tirón, con esa base rítmica haciendo un efecto de embestidas o puñetazos de boxeo a las que su autor se va enfrentando. Los snares de la canción pretenden ser golpes emocionales. Disfruta de una melodía vocal muy bonita y unos solos de sintes cacharreros sorprendentes. Otro grower del disco.
6- ‘Ghosts’:
Se trata de la última canción que grabó para este disco.
‘Ghosts’ es una canción sobre el síndrome de abstinencia. “Cantarla me costó mucho trabajo a nivel emocional. Tenía ese loop guardado para hacer algo con ello, lo puse en un track y me lancé a improvisar melodías. La compuse del tirón y emocionalmente creo que es la canción que me parece más desgarradora”.
Su voz no suena como en las otras canciones, parece otra, estaba al borde del colapso. “Cuando conseguí una toma vocal en condiciones tomé la decisión de dar por terminado el disco. Trabajo hasta que ya no puedo hacer más por él. Cuando empiezas a destrozarlo o a empeorar las canciones de tanto perfeccionismo, es el momento de parar y abrazar los errores del resultado final”.
“Quizá ‘Festering’ sea mi mejor disco, pero el más imperfecto técnicamente. Yo no busco la perfección, si no la excelencia, que son cosas distintas. La perfección es aburrida y la grandeza de un disco es la del plátano de la Velvet o del debut de Silver Apples o ‘The Idiot’ de Iggy Pop”.
7- ‘Breathe’:
Fue compuesta del tirón. “En ocasiones, melodía y letra te llegan como si te las bajases de un disco duro de canciones ficticio que está en el universo. Y aunque suene cursi decirlo hay veces que parece magia”, confirma Pshyoctic Beats. Es el puente perfecto entre esos oldies de Scott Walker -que tanto le gusta cultivar en sus discos- y la electrónica más experimental que quería hacer para su álbum ‘Festering’. También es la primera vez que se atreve a sacar como single una de las canciones menos comerciales que son normalmente las tristes, sombrías y atmosféricas.
‘Breathe’ es una marcha fúnebre, la de la muerte del Physcotic Beats de antes. “Al que hemos matado en mi proceso psicoanalítico, ahora estamos en la parte más bonita de la terapia que es crear a un nuevo yo, bajo mis nuevas reglas y criterios”.
Se trata de la canción más importante de su carrera, junto a ‘Let Me In’ de ‘Dormihcum’ y ‘My Death Is Yours’ de ‘The Black Sea’. “Sí, ‘Breathe’ es la única canción de mi carrera en la que he sentido que había heridas emocionales muy profundas que estaban sanando al hacerla”, desvela.
A destacar los “uh uhs” del final en el minuto 2:45” en los que emulando a Siouxsie invita, por primera vez, a una de las bandas capitales en su formación musical Siouxsie and the Banshees.
8- ‘When you smile’:
Otra de las canciones sanadoras del disco. Le vino de golpe y en su primera versión era más preciosista, pero en el último momento hizo cambios en la progresión de acordes y le dio un toque más tétrico. En su opinión es una de las mejores canciones del disco.
9- ‘The Year Time Stood Still’:
Seguramente la mejor interpretación vocal de la carrera de Pshycotic Beats. Se notan las clases de canto y los más de seis meses de preparación. Se trata de su primer arreglo de cuerda sin una gota de MIDI, ni de música de librerías de samples para ordenador. Todo lo que se oye fue grabado en su estudio. Cada instrumento por separado, cada músico ha tocado 30 o 40 capas de cada una de las líneas melódicas y el resultado es espectacular.
La canción cuenta el momento en el que su autor decide ponerse en tratamiento y trata de salvarse. “Después de casi muchos años sin salir de mi habitación (sólo para salir de noche a beber y a portarme mal), durante la pandemia fui consciente de esa tendencia al aislamiento, y cuando acabo el confinamiento empecé a ir al Retiro a ver amanecer todas las mañanas y algo se movió dentro de mí y decidí que ya era hora de salir al mundo. Y de ahí salió la canción y la letra. Es un final abierto, no se sabe si es triste, alegre, si acaba bien o acaba mal”, desvela Andrés Costureras.
Fotos Andrés Costureras: Alfredo Arias
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